Un estudio publicado en el número de noviembre de la revista “Neurology”, de la Academia de Neurología de EE.UU., afirma que las personas que beben vino, blanco o tinto, de forma moderada, tienen dos veces menos probabilidades de desarrollar esa enfermedad, incluyendo el mal de Alzheimer.



WASHINGTON.- El vino no sólo contiene vitaminas y combate las enfermedades cardíacas, sino que también ayuda a prevenir la demencia senil, según ha descubierto un grupo de científicos daneses. Un estudio publicado en el número de noviembre de la revista “Neurology”, de la Academia de Neurología de EE.UU., afirma que las personas que beben vino, blanco o tinto, de forma moderada, tienen dos veces menos probabilidades de desarrollar esa enfermedad, incluyendo el mal de Alzheimer. Sin embargo, “estos resultados no significan que una persona deba comenzar a beber vino o a hacerlo con mayor frecuencia”, advirtió Thomas Truelsen, médico del Instituto de Medicina Preventiva del Kommunehospitalet de Copenhague (Dinamarca), en un artículo sobre su investigación. “No obstante, los resultados son prometedores porque podrían significar que las sustancias que contiene el vino reducen la frecuencia de la demencia senil”, expresó. “De comprobarse, podríamos desarrostas sustanciasas flavonoides que son compuestos naturales que tienen un efecto antioxidante”.

En otros estudios ya se había sugerido que los flavonoides podrían ser la razón por la cual quienes beben vino con moderación tienen una menor incidencia de ataques de apoplejía y de otro tipo de enfermedades neurovasculares. Las conclusiones del estudio se basaron en la identificación de los hábitos de consumo de vino, cerveza y licor entre 1.700 daneses en el decenio de 1970. Dos décadas después, cuando esas personas tenían 65 años o más, se determinó que en ese lapso sólo 83 participantes que consumían vino desarrollaron demencia senil. El resultado contrastó con el referido a los que bebían cerveza, descubriéndose que entre estos el peligro de desarrollar problemas neurológicos, como la demencia senil, había sido mucho mayor. Los bebedores asiduos de cerveza evidenciaron el doble o más de probabilidades de desarrollar la demencia senil en comparación con aquellos que nunca, o casi nunca, habían tomado cerveza, indicó el estudio. Sin embargo, John Brust, médico del Centro Hospitalario Harlem, de Nueva York, advirtió en un artículo que acompañó al estudio que la investigación está limitada por el hecho de que no evaluó los hábitos de comida de los participantes. “Hay otros estudios que sugieren que los bebedores de vino tienen mejores hábitos alimenticios que los que consumen cerveza o licores”, señaló. Por otra parte, existen pruebas de que la vitamina E puede reducir el peligro del mal de Alzheimer. Estos factores no se tomaron en cuenta en el estudio, agregó Brust. “Aun así, este es un informe interesante que proporciona pruebas de que, en efecto, hay algo específicamente beneficioso en el vino”, apuntó.

El aspecto positivo del consumo de vino ya había sido anunciado en un estudio realizado hace más de medio siglo, cuando se comprobó que contiene vitaminas A, B y C, además de 13 minerales esenciales para la vida de una persona. Por otra parte, en 1970 un catedrático de la Universidad de Burdeos (Francia) sugirió que el vino podría proteger el sistema cardiovascular. Su teoría se confirmó en 1982 a través de un estudio realizado con conejos. Poco después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) demostró que Francia (donde el consumo de vino es uno de los más altos per cápita) tenía la menor incidencia de enfermedades cardíacas en los países industrializados de Occidente. Esto a pesar de que, según datos de la OMS, los franceses tienen un alto consumo de alimentos grasos, fuman mucho y hacen poco ejercicio, factores de enorme influencia en los problemas cardíacos.







No tags for this post.