Dipirona



Para comprar una tira de dipirona en Chile no se necesita prescripción médica, ni menos ir a una farmacia. Se venden en almacenes de barrio, en las ferias e incluso al paso por los vendedores ambulantes. No obstante, este medicamento está prohibido desde la década del setenta en países como Estados Unidos, Suecia y Australia, ya que su uso podría causar graves daños a la salud o incluso la muerte. Así lo explica Peter Schönhöfer, asesor del parlamento alemán en el área de Salud y experto en farmacología, quien batalla contra la dipirona o metamizol sódico desde su prohibición en Alemania en 1981.

El especialista califica a la dipirona como una “droga fatal”, pues el mayor riesgo a la salud sería el debilitamiento del sistema inmunológico, o agranulocitosis, producto de la pérdida de glóbulos blancos, dejando al enfermo extremadamente vulnerable a contraer diferentes tipos de infecciones, que pueden llegar a producirle la muerte. Schönhöfer apoya su ataque a este medicamento en un estudio realizado entre 1986 y 1998 en cuatro hospitales de Bremen, en Alemania, donde se estableció que “uno de cada 20 mil pacientes que consumían este fármaco sufrieron de agranulositosis, es decir, cincuenta casos por cada millón de pacientes”.

En ese país, el uso del medicamento está permitido para casos de enfermos terminales, ataques biliares o ciertos cánceres. Menos alarmista que su colega alemán, el doctor Gianni Pinardi, farmacólogo del Programa de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que diversos estudios indican que la mortalidad asociada a la agranolucitosis es menor a la que señala el investigador y no hay motivos para pensar que es el único medicamento que provoca esta enfermedad.

“El riesgo a agranulocitosis es de 0,7 casos por millón de usuarios, es decir que d cada millón que lo usa menos de una persona padece la enfermedad”. “El impacto de la dipirona sobre la salud pública es menor que cualquier anti-inflamatorio no esteroidal, incluyendo la aspirina. Las cifras calculadas en el American Journal of Epidemiology en 1995 y que toman en cuenta los eventos de agranulocitosis, anemia aplástica, anafilaxia y efectos gastrointestinales producidos entre 1970 y 1995, indican que la mortalidad total en uso de corto plazo para la aspirina es de 185 casos en un millón, para el diclofenaco, 592 casos en un millón, y la dipirona, de sólo 25 casos en un millón”. Riesgos en lactantes y embarazadas El especialista alemán, Peter Schönhöfer, advierte que el metamizol sódico no sólo se consume en las tabletas de dipirona, sino que también a través de otros medicamentos de uso masivo, por lo que recomienda revisar las especificaciones antes de consumir cualquier analgésico o anti-inflamatorio, especialmente en el caso de niños y madres embarazadas.

“Hay casos de mujeres embarazadas a las que se les administró dipirona y tuvieron agranulositosis y los anticuerpos producidos por la madre cruzaron la barrera placentaria, naciendo niños con la enfermedad. En el año 1938 hubo casos de mujeres que tomaron dipirona y no tuvieron ninguna reacción, pero los niños nacieron con agranulositosis. Estas reacciones inmunológicas pueden ocurrir tanto en niños como en adultos”, concluye. Al respecto, el doctor Pinardi indica que durante el embarazo es importante restringir no solamente el uso de la dipirona, sino de todo medicamento. En Chile, cinco laboratorios comercializan el metamizol sódico y se venden más de diez millones de comprimidos al año, alcanzando un consumo de alrededor de cien toneladas anuales. Al respecto, el profesor del departamento de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, Igor Lemus, reconoce que el metamizol sódico es un potencial productor de agranulositosis.

“Es preocupante que la dipirona se venda libremente en las micros o en cualquier lugar no autorizado”. Agrega que el problema principal en Chile es que el país carece de un departamento de fármaco-vigilancia que monitoree las reacciones al metamizol, “por lo que no se puede decir que haya una situación de alarma, pero porque no se sabe qué es lo que está pasando”. Fuentes: Peter Schönhöfer, asesor del parlamento alemán en el área de Salud y experto en farmacología; Igor Lemus, profesor del departamento de Química y Farmacia de la Universidad de Chile;Gianni Pinardi, farmacólogo del Programa de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.




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