Estudio confirma que nunca es tarde para empezar una dieta

Aunque hace tiempo se sabe que los animales de laboratorio viven más con una dieta baja en calorías, ahora un estudio sugiere que el modificar la dieta incluso en una mediana edad puede mejorar la salud e incrementar la longevidad. Un estudio sobre la dieta y la vida aparecido en la revista Science sólo fue realizado en moscas de la fruta de laboratorio, pero algunos de sus efectos podrían ser válidos para los mamíferos, tal vez incluso para los seres humanos, afirmaron los científicos.

En la investigación, los científicos británicos compararon los efectos de diferentes dietas restringidas en calorías sobre la mortalidad de las moscas de la fruta. Entre los resultados hallados, se encontró que este tipo de moscas con dietas restringidas vivían unos 90 días, el doble que las alimentadas con una dieta normal.

Pero los investigadores también hallaron que cuando a las moscas de la fruta que recibían una alimentación abundante se les modificaba la dieta en una edad madura -del día 14 al 22 de vida- a dietas más frugales, entonces los insectos cambiaban del patrón más breve de vida de las sobrealimentadas al patrón de las moscas que viven más, las cuales habían tenido una dieta restringida toda su vida.

El mensaje del estudio para el público en general, dijo Linda Partridge, del University College de Londres, es que nunca es demasiado tarde para mejorar la salud al adoptar hábitos alimenticios adecuados.

“Si esto funciona en seres humanos, entonces significa que desde el momento en que una persona comienza con una dieta restringida tendrá los mismos efectos (positivos) que los individuos de la misma edad que siempre se alimentaron con esa dieta”, dijo. “Sus perspectivas de supervivencia serán las mismas”. Partridge afirmó que aunque nunca se han demostrado en seres humanos los efectos prolongadores de la vida de las raciones reducidas de alimentos, se ha visto en monos, ratones, ratas y moscas de la fruta que las restricciones en la dieta producen vidas más largas.

“No hay razón para suponer que no sería aplicable de igual forma en seres humanos”, concluyó. “Actualmente se realizan estudios de restricción de dieta con monos, y todos los indicios son similares (que con ratones, ratas y moscas de la fruta)”. James R. Carey, un investigador de la Universidad de California, de su plantel en Davis, que estudia la biología del envejecimiento, dijo que el estudio de Partridge es “importante para el campo de investigación”, pero no proporciona respuestas finales sobre los verdaderos efectos de las dietas restringidas.




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