A diferencia de otras colonias que tuvieron guerras contra indios menos intensas en regiones muy distantes de sus área pobladas, la lucha de Chile siempre fue más tangible debido a que los combates se realizaban a unos 500 Kilómetros de su capital. Para mediados del siglo XVI los Mapuches ya eran jinetes diestros con un número creciente de caballos que entrenaban en una forma innovadora para ser eficientes implementos de guerra. Un oponente tan respetado impuso a los soldados de la corona Española la necesidad de tener caballos de calidad. Con gran sabiduría los gobernadores designados para Chile fueron de gran experiencia militar y muchos de ellos eran internacionalmente reconocidos jinetes. Estos líderes continuamente motivaron a los criadores chilenos a alcanzar metas más altas patrocinándolos con escenarios públicos de paradas para caballos de alta escuela, rejoneos de toros y juegos ecuestres de guerra. (SIGUE) |