Los Orígenes
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Los orígenes del Criollo Chileno A diferencia de otras razas Criollas, toda la genealogía del Criollo Chileno se origina en el Virreinato de Nueva Castilla (Perú). La mayoría de los caballos provenían de los valles de Charcas (ahora Bolivia), pero algunos de los potros mas finos escogidos para la remonta del segundo gobernador de Chile, García Hurtado Mendoza, se seleccionaron a través del Virreinato. La difícil trayectoria desde Perú hasta los valles centrales de Chile no solamente implicaba atravesar las montañas de los Andes, pero a su vez cruzar el desierto más seco del mundo. |
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Estos viajes fueron un cernidor brutal que solo permitió la entrada de caballos impecablemente sanos, con excelentes cascos y de temperamento enérgico pero a su vez dócil. Hacia el siglo XVII Chile tenia un tipo muy definido de caballos de lujo, de paso y de trote. Chile empezó a tener la reputación de criar los mejores caballos de Sudamérica y ejemplares se exportaron de vuelta a la cabecera del Virreinato, a través del continente y hasta las cortes reales del Viejo Mundo.
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Durante este siglo, el país se dividió en treinta grandes encomiendas donde la ganadería era la función principal.
El caballo Chileno se ha relacionado con la ganadería a campo abierto desde sus primeros días, pero en las inmensas encomiendas su sentido vaquero tuvo pruebas más exigentes. Ya para el siglo XVIII los rodeos que se exigieron por un decreto de 1557, sostuvieron dimensiones masivas. Los corrales que recibían los bovinos que arriaban desde las montañas adyacentes necesitaban una capacidad de por lo menos 7,000 cabezas. Catalogando el ganado según los dueños, el uso asignado y los requisitos de castración y marcas de hierro, requería que los bovinos se arriaran y empujaran por los callejones que los conducían a los corrales de clasificación. De allí nacieron las aptitudes que hoy día vemos en las "medialunas" (encierro de competencia) del Rodeo Chileno moderno.
Los caballos Chilenos se seleccionaron para una predisposición a movimientos laterales, valentía para confrontar y atajar ganado indócil y un temperamento que permitía fácil entrenamiento mientras conservaba las energías requeridas para un arduo y largo día de trabajo. A través de las crecientes hectáreas de trigo durante esta época, surgieron grupos selectos de 50-100 yeguas que se usaban para la trilla. Estas yeguas llevaron a cabo una labor exigente que requería de seguridad de pisada y una energía exuberante. Cualquier animal que se tropezaba y resbalaba cayendo de rodillas se enviaba directamente a faenar. Dentro de los confines de un círculo lleno de trigo que le llegaba hasta las rodillas, se esperaba que estas yeguas se movieran por voluntad propia. Estas eran las madres de algunos de los mejores "corraleros" (caballos para el Rodeo Chileno) de la época. A fines de los 1700s habían criaderos como Principal, Catemu, Quilimuta y Alhué que mantenían registros ordenados de la genealogía de los caballos que criaban.
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Durante el siglo XIX la independencia trajo una clara preferencia por el caballo vaquero y/o caballo de guerra.Este "plebeyo" equino que siempre dominó los inventarios ecuestres del país, ahora se tornaba en la variedad caballar que representaría la nueva Republica de Chile. En este período Chile tuvo algunos de sus criadores de más influencia en la formación de la raza. Estos definieron mas detalladamente las características del Criollo . (SIGUE) |

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