Analistas señalaron que la renuncia de Rojo Edwards puede ser una estrategia electoral y una respuesta a las deficiencias del sistema político para responder a demandas sociales. Además, advirtieron sobre los riesgos de un electorado despolitizado.
Con fuertes críticas hacia el Partido Republicano fue que durante el fin de semana se conoció la renuncia del senador Rojo Edwards a la colectividad fundada por José Antonio Kast.
En conversación con T13 Radio el exmilitante profundizó en sus motivaciones y sostuvo que “pasamos de un partido que se preocupaba por las urgencias sociales cien por ciento, que así fue entendido en la ciudadanía, a un partido que hoy adhiere de lleno a una ilusión constitucional”. Además, reiteró sus intenciones de crear un movimiento político de “corte libertario, republicano y en defensa de la chilenidad”.
Todo esto, ad portas del plebiscito del 17 de diciembre, en que la ciudadanía deberá votar “A favor” o “En contra” del texto emanado por el Consejo Constitucional y sobre el cual el parlamentario ya adelantó su rechazo a la propuesta.
La académica de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, evaluó esta determinación como parte de una estrategia electoral. “Está claro que ha habido un voto de extrema derecha, que es muy atractivo para quienes se dedican a la política, un voto de derecha que se expresó con el voto obligatorio, es decir, una irrupción de votantes nuevos que no estaban en el sistema político y que han mostrado ser ‘convencibles’ por sectores anti sistémicos, por ejemplo, de la extrema derecha”.
“Creo que es muy temprano para sacar conclusiones, quizá es un voto que podría expresar descontento con otros signos políticos o con aventuras populistas de distinto signo, pero creo que Rojo Edwards aquí ve una oportunidad electoral de distanciarse de los republicanos, que tuvieron un resultado sorprendente en el Consejo Constitucional, y de capitalizar el voto conservador, criticando el proceso constituyente, que es algo, como sabemos, republicanos no quería desde el principio y que se vio empujado por las circunstancias a liderarlo”, comentó.
Por lo mismo, Heiss recalcó que “la principal lección de esto es que hay un problema con el sistema político que incentiva la formación de aventuras electorales que tienen que ver con el acceso a recursos públicos, con las capacidades que tienen los grupos pequeños de acceder al poder y ahí hay un desafío del sistema político para generar incentivos que lleven más bien a la convergencia que a esta fragmentación que está llegando a niveles muy extremos”.
El analista político y docente de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, afirmó que “en la derecha está sucediendo algo que hace tiempo era propio de las izquierdas, que es una cuestión identitaria y en esa lucha de ciertas identidades y grupos específicos de alguna manera tienen como objetivo general una forma de anti progresismo y anti corrección política”.
A juicio de Duval “han ido cediendo distintos grupos que son propios de esa extrema derecha radical, que son manifestaciones no solamente características de Chile, sino que uno los está apreciando en Europa y en Estados Unidos, por ejemplo, en ciertos grupos políticos de derecha”.
Respecto a la configuración del nuevo movimiento anunciado por el senador, mencionó que “sí pueden existir estos grupos más extremos, que son de distinta índole y que tienen discusiones fuertes internamente, pero sin una expresión partidista. No sé si eso se va a producir aquí de alguna manera, pero lo que ha sucedido en otras partes del mundo, si uno lo toma con consideración, es que sí aparecen estos grupos y tienen influencia”.
Con todo, el analista descartó vincular el liderazgo del exrepublicano con el del presidente electo de Argentina, Javier Milei, quien se autodefine como un “liberal libertario”. “Edwards ha sido un político pasando de partido en partido y cuando se siente mal se sale de uno y otro, de Renovación Nacional a Republicano, después a independiente, es decir, tiene una trayectoria muy de esa fórmula”, dijo.
Mientras, el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, difirió de este último punto. “Al senador Rojo Edwards, que le quedan todavía seis años en el Congreso, ve en esta coyuntura una ventana de oportunidades para instalar su propio liderazgo, fundamentalmente porque en el sector de las derechas intuyen que de tener un mal resultado la opción ‘A favor’, habrá también una evaluación sobre lo que ha sido el liderazgo de José Antonio Kast”, planteó.
En ese sentido, señaló que “Edwards intuye que se abre un espacio más hacia la derecha, incluso, del Partido Republicano, hay una base electoral que va a intentar capturar. Recordemos que hay varias otras personas de ese mundo que se había ido al Partido Republicano y que ahora están por el “En contra”, como el diputado (Gonzalo) de la Carrera, Teresa Marinovic, (Gloria) Naveillán, la familia Kaiser. Es decir, hay todo un espacio para ese mundo de la derecha más extrema que busca también imitar el ascenso de Milei en Argentina con su partido libertario”.
Esto último, puesto que para Moreno “de alguna manera la ciudadanía está expresando un hartazgo con la política y los políticos que no son capaces de resolver los problemas. Hay un desacompasamiento entre la urgencia social y la receta que los políticos buscan llevar adelante. El mismo proceso constituyente la gente lo ve como un intento de los políticos de preocuparse de los problemas de la política y no de los problemas reales de la gente. Entonces, cuando el sistema está roto, tengo que buscar por otro lado alternativas”.
“En Chile también podemos tener un electorado despolitizado, que reniega de los políticos y de la política y que comienza a buscar otras opciones fuera del sistema, porque el sistema está roto. Entonces, ahí es donde emergen los Bukele, los Milei, los Bolsonaro, todo ese espacio para liderazgos populistas de derecha que hemos conocido en otros países podría estarse incubando en Chile, dada esta ruptura entre la elite política y la ciudadanía”, reafirmó el académico.
Crédito: Natalia Palma – Diario UChile
