” Estas grande para saber lo que haces”, son frases que algunos padres suelen decir a sus hijos. Pero en vez de hacerlos sentir independientes, muchas veces le crean una dolorosa sensación de abandono. Hace algunos años, el doctor Rodrigo Erazo, especialista en Psiquiatría de clínica Las Condes, en Santiago de Chile, señalaba que “los jóvenes a veces no se sienten escuchados y piensan que no pueden confiar en sus padres.” No se trata de que los papas adopten actitudes artificiales, como decir que son ‘amigos’ de sus hijos.



El trato debe ser amistoso, pero los hijos no son amigos de los padres. Ellos los necesitan en un plano superior, que les escuchen, que piensen, que pongan normas claras y concordantes entre el Papa y la Mama”. Cuando existe una situación de vacío, en que el jóven no sabe como actuar porque no tiene normas claras; o bien cuando no pueden tomar decisiones porque ve coartada su libertad por sus padres, ambos casos pueden favorecer la depresión. Se cree que hoy existen mayores índices de depresión que antes. Sin embargo, el doctor explica que ahora se habla mas sobre el tema, pero no hay in aumento significativo. ” En la actualidad mas jóvenes consultan y piden ayuda, pero eso no quiere decir que haya mas casos. A mi juicio, lo que sí existe es un sobrediagnóstico. Es decir, se piensa en depresión en situaciones que no lo son. Además, algunos jóvenes hablan de que tienen esta enfermedad sin un diagnostico medico”.

ESTUDIO Y TRABAJO

La familia debe distinguir la depresión del ” Bajón” que suelen presentar los ” Lolos”. ” El bajonéo surge por una humillación, por un bajo rendimiento académico, por pelear con la polóla o con el Papá, por sertirse culpable de haber chocado el auto. En estos casos, ellos son capaces de salir adelante por sus propios medios. La depresión, en cambio, es permanente, se da por semanas o meses”, aclara el especialista. En los jóvenes, la depresión es reactiva (aparece como una reacción a algo externo) y se produce, en la mayoría de los casos, por un gran agotamiento y por las presiones a que están sometidos en el colegio y en la universidad. ” Sobre todo en los últimos días de colegio, los jóvenes están muy presionados y sienten que deben cumplir. La presión no debe ser explícita, pero esta ahí, latente “.

El ambiente competitivo también provoca que los adolescentes se ven presionados. ” Se sienten obligados a tener altos puntajes, ingresar a una universidad tradicional y estudiar alguna carrera según las expectativas de los padres”, señala el doctor. ” Además, muchos jóvenes inician una carrera sin una idea clara de lo que quieren. Hay casos en que incluso no les gusta, pero lo hacen por conseguir status o porque se sienten comprometidos con el colegio y los Padres. Por eso, en los últimos años de universidad se encuentran con que van a terminar algo para lo cual no están preparados. No les gusta, no sienten vocación para ello”.

Los jóvenes que egresan de la educación superior están a menudo sujetos a situaciones de estrés prolongado. Las dificultades y exigencias del proceso de título, la búsqueda de independencia de los padres, la necesidad de demostrar que son capaces de arreglárselas solos, la alta competitividad en los trabajos, los problemas con figuras de autoridad, son algunos de los tropiezos que, de no ser resueltos, pueden conducir a estados depresivos.

OTROS FACTORES

Otros factores que pueden incidir en una baja autoestima del joven, un ambiente de conflicto y, eventualmente, una depresión, es:

  • Desconocimiento departe de los padres de lo que les pasa a sus hijos, sus gustos, intereses, aspiraciones.
  • Falta de comunicación en la familia.
  • Tendencia al individualismo. Cada uno vive su mundo.
  • Perdida de espacios en que se comparten en familia, como horas de comida, actividades en conjunto.
  • Rechazo intransigente de los padres ante actitudes que consideran equivocadas, como el uso de aro, pelo largo o escuchar música rock.

PARA PREVENIR

Aunque hay personas más propensas que otras a sufrir depresión, los padres pueden ayudar a que estos cuadros no se produzcan. Es importante saber lo que hacen los hijos. Hay que darle su espacio personal y respetar su intimidad, pero al mismo tiempo interesarse por ellos, ayudarles a tomar decisiones y estar atentos a sus necesidades, a lo que les esta pasando.

CUANDO SOSPECHAR

La depresión debe ser tratada. Si los padres se dan cuenta a tiempo, el cuadro puede no intensificarse. Por eso, hay que estar atentos a ciertos signos:

  • Trastornos del sueño. Cambia los hábitos de sueño: el joven duerme demasiado o muy poco (insomnio).
  • Aumento exagerado de peso, o bien, baja en forma notoria.
  • Cambios marcados de humor. Presencia de irritabilidad permanente, agresividad y ansiedad.
  • La persona deja de hacer cosas que usualmente le eran agradables, como el deporte o tocar un instrumento.
  • Aislamiento. Se abandona el grupo de amigos.
  • Baja sustancial del rendimiento, sin que aya mediado ninguna situación externa.
  • Cambio del animo. Se ve más pensativo, melancólico. Tiende a encerrarse, está triste, apático, participa poco.
  • Cambios en los hábitos de consumo de alcohol.
  • Alguna evidencia de consumo de drogas, cuando no ha existido antes. Algunos deprimidos consumen estimulantes, como la cocaína, para sertirse mejor.







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